En una organización, es más fácil establecer una meta que realizarla. Muy a menudo establecemos metas solo para ver como estas se desintegran o se van perdiendo en las tareas de cada día. Cada cosa que necesitamos hacer para pasar el día en la organizacion se le llama actividad, y esta puede opacar las metas. En su libro Las 4 Disciplinas de Ejecución, Chris McChesney, Sean Covey, y Jim Huling proponen como incorporar cuatro disciplinas que ayudarán al equipo a realizar las metas a pesar del activismo.
La primera disciplina es el enfoque en lo más impetuoso e importante. Cuando miramos a la organización, ¿Cúal es la meta más impetuosa e importante (MII) que se quiere lograr? Encuentre una o dos metas que harán la gran diferencia y especifíquelas. Escoja solo una o dos, porque entre más metas se tengan, se logra menos. Si un equipo se enfoca en dos, o aún en tres, metas mas allá de lo impetuoso, las podrán realizar. De cuatro a diez metas resultan en una o dos logradas, y de once a veinte causará que todos pierdan el enfoque. Las otras disciplinas se refieren a como realizar el MII.
La segunda disciplina es acción sobre lo obtenible. Hay dos tipos de medidas: directas y demoradas. Las metas directas es lo que permite medir y conocer lo que ya hemos realizado. Para el tiempo cuando midamos las demoras, la actuación ya ha pasado. El enfoque debe de estar en las metas directas. Estas son las medidas que resultan que las demoras sean también realizadas. “Las metas directas son únicas en cuanto a ser indicadores del impacto más potente de las cosas que se deben de hacer para lograr las metas.” (12) Estas son las nuevas conductas que se necesitan incorporar a lo impetuoso para lograr el MII. ¿Quién establece estas metas directas? El equipo lo hace. Ellos deciden lo que se necesita hacer en la organización para lograr el MII.
La tercera disciplina es mantener un tablero con resultados. “Las personas juegan en forma diferente cuando un tablero que muestra el resultado. Si tiene duda, observe a un grupo de adolescentes jugando básquetbol y mire cómo cambia el partido una vez que el tablero con resultados se enciende.” (12)
Como sea, el tablero debe de estar calibrado y claro. Seguido, el equipo debe de mantener el resultado. Estarán más participativos cuando ellos están viendo sus propios resultados los cuales les conducirán a las medidas directas que por ellos mismos se ha creado.
La cuarta y última disciplina, usted establece el ritmo de responsabilidad. Este ritmo son las juntas semanales con duración de no más que treinta minutos donde los equipos reportan sobre las metas directas y miran el tablero de los resultados. Sin estas juntas, el MII y las metas directas son debilitadas por lo impetuoso. También, esto crea momento. Cuando el equipo mira que el resultado se está moviendo hacia el MII, estos se inspiran. El compromiso a la meta que han hecho es lo que hace la diferencia. Todos quieren ganar.
En las 4 Disciplinas de Ejecución, McChesney, Covey, y Huling ofrecen ejemplos prácticos de cómo incorporar estas cuatro disciplinas a la organización. La meta de ellos es hacer el material usable y práctico para que el equipo pueda lograr la meta impetuosa e importante para hacer la grande diferencia en la organización. Un libro de gran valor para leerse.