Rick & Jan: Perdidos, Ahora Hallados
Ambos Rick y Jan aceptaron a Cristo a la edad de cinco años. A medida que pasaban los años, sin embargo, su devoción se desvanecía. “Yo pasé 35 años buscando todo lo que la vida podía ofrecer,” dice Rick. Se enlistó en la Fuerza Aérea, llegó a ser un estilista de renombre, e incluso fue conductor de autos de carreras. “A pesar de lo que perseguía, nunca hallé la paz y satisfacción que estaba buscando.” Mientras Rick anhelaba el reconocimiento, Jan buscaba una relación. “Después de 10 años de matrimonio, pasé por un mal divorcio y me volví a casar con un hombre que no era cristiano,” dice Jan. “Yo no estaba caminando con el Señor.”
Eventualmente, Rick y Jan se dieron cuenta de lo que sus corazones realmente estaban buscando. Para Rick, fue una conferencia del ministerio de varones en Seattle que reveló su necesidad de Dios. “Yo sabía que ya no podía huir,” dice Rick, “y volví a dedicar mi vida a Cristo.” La revelación de Jan llegó cuando su esposo, quien en ese entonces estaba muriendo de cáncer pulmonar, aceptó a Jesús. “El simple hecho de saber que lo volvería a ver en el cielo hizo que me diera cuenta de lo importante que era volver al camino con Jesús.”
En el 2012, Rick y Jan se conocieron en un taller de duelo después del fallecimiento de ambos cónyuges. Se enamoraron, se casaron tres años después, y se mudaron a Moses Lake, donde hallaron Sendero Life Center. “Ese primer domingo, nos quedamos asombrados,” dice Jan. “Sentimos que quizá no íbamos a encajar por ser blancos, ¡pero qué gran error! Nunca he visto a una iglesia más receptiva y acogedora.” Hoy día, Rick y Jan son miembros activos de Sendero, sirviendo a su iglesia y comunidad juntos. “No podemos esperar para ver las cosas maravillosas que Dios va a hacer,” dice Rick.
Patty: Protegida y Sanada
Patty creció siendo la única hija entre seis hermanos. En otras palabras, ella es fuerte. “¡Claro que fui una niña poco femenina!” se ríe. No obstante, aún una media docena de hermanos bulliciosos no pudieron preparar a Patty para los retos por venir. Se casó en 1998 y tuvo tres hermosas hijas. Pero al nacer su última hija, el esposo de Patty empezó a experimentar con drogas y alcohol y se volvió abusivo. “Después de 20 años de matrimonio, tuvimos que huir,” dice Patty. “Ha sido una lucha, pero he visto el favor y la protección de Dios. Mis hijas y yo estamos cubiertas por la mano poderosa de Jesús.”
Patty creció asistiendo al grupo de jóvenes de Sendero Life Center, pero de adulta se mudó fuera del área. Durante las pruebas de un divorcio difícil, supo que Sendero era el lugar donde ella y sus hijas encontrarían apoyo y sanidad. “Mi iglesia ha estado a mi lado en las buenas y en las malas,” dice Patty. “Comparten el amor y la compasión que ayudan a restaurar las vidas, sin importar quién eres ni en dónde hayas estado.”
Hoy día, Patty y sus hijas ofrecen ese mismo amor y compasión a los visitantes que entran a Sendero al participar en el equipo de alabanza, el equipo de bienvenida, y más. Además, Patty disfruta servir a la comunidad a través de su trabajo como asistente médica certificada y cobradora médica. “Amo servir a través de mi trabajo,” dice Patty. “Pero más que nada, es un honor ser una madre y ministrar a mis tres jóvenes, y ser una hermana y amiga a todos. Mi fé aumenta cada día, y estoy tan emocionada por ver lo que Dios tiene planeado para mi.”
Freddie & Brianna: Enamorándose, de Nuevo
Freddie y Brianna Prado se enamoraron en el grupo de jóvenes de la iglesia de su niñez, y, al hacerlo, se enamoraron también del ministerio de jóvenes. “A los 15 años empecé a sentir el llamado al ministerio de jóvenes,” dice Freddie. Poco después de su graduación y su boda, la pareja llegó a ser pastores de jóvenes de tiempo completo, y, durante el primer año, vieron crecer al grupo de cinco estudiantes a un ministerio de 200. No obstante, el crecimiento vino a costo de su matrimonio. “Dejamos de depender de Dios para nuestro éxito,” dice Brianna, “y solo funcionó por poco tiempo.”
Los Prado acudieron a consejería matrimonial, pero sabían que iba requerir más que eso para salvar su matrimonio. Eventualmente, dimitieron del ministerio de jóvenes, dejaron su iglesia, y empezaron a asistir a Sendero Life Center — esperando mantenerse al margen y sanar. “Nuestro primer domingo, se nos acercó el Pastor Mike y dijo, ‘Que no se te olvide, Freddie, el llamado de Dios es irrevocable.’ En ese momento, me dio esperanza de que Dios aún no había terminado con nosotros.”
Durante los próximos seis meses, los Prado comenzaron a enamorarse de nuevo de Jesús y el uno del otro. “Lo que más amo de nuestra iglesia es que somos quien decimos que somos: un lugar de sanidad y restauración,” dice Brianna. “Cada miembro del personal de la iglesia tiene su propia historia de su necesidad de sanidad y restauración. Ese es el tipo de personas que Dios trae a nuestra iglesia.” Al observar su crecimiento, el Pastor Mike y Mary pidieron a los Prado que consideraran dirigir el ministerio de jóvenes. Aunque Freddie y Brianna vacilaron, confían en el llamado de Dios y en la sabiduría de sus pastores. “Ahora estamos aprendiendo a manejar el ministerio de una manera que no sacrifica a nuestra familia,” dice Freddie. “Bajo buen liderazgo y la gracia de Dios, hemos podido levantar uno de los ministerios de jóvenes más influyentes y vibrantes de nuestra región.”