Rescatado y Renovado

Cuando usted invierte con CEP, usted está facilitando, oportunidades para impactar un mundo.

En las siguientes historias, Alberto, Enrique, y Javier, comparten su testimonio dando gracias a Teen Challenge, Puerto Rico, compañero del ministerio con CEP, y el impacto que han hecho en sus vidas. Hoy, estos ex drogadictos son discípulos consagrados. Ellos son gente común que han recibido un galardón eterno.

Alberto

Alberto fue creado en un hogar cristiano. Su padre oraba con él, y su madre lo llevaba a la iglesia. Pero aun de disfrutar de un hogar placentero, el luchaba con una tentación intensa de rebelión. “Yo quería ser malo,” decía él. Fuera de la casa, Alberto se sentía oprimido por las opiniones de otros niños. Él quería mucho a su familia, pero luchaba con el anhelo de ser querido por sus compañeros. Él dice, “Yo quería ser genial”. Estaba viviendo en dos mundos.

Mientras Alberto crecía, un mundo comenzó a dominar al otro. Cuando tenía ocho (8) años, comenzó a fumar tabaco. A la edad de doce (12) años, comenzó a fumar marijuana y a los catorce (14) años, el vendía drogas. Con cada año que pasaba, Alberto se apartaba más y más de su familia y del Señor Jesucristo. Al cumplir los diez y ocho (18) años, vino a ser líder de una pandilla. “Yo pensaba que lo tenía todo”. Sin embargo, Alberto fue consumido de codicia, persiguiendo aún más las drogas, dinero y poder con el fin de llenar el vacío que había en su corazón.

Eventualmente, Alberto se encontró sentado en una sala de la corte, y poco después de una celda de la cárcel. Durante toda una década, había permitido que el pecado gobernara su vida, consumiéndolo en una nube de egoísmo y humo de cigarrillo. Pero aun después de varios años de vagar sin rumbo y en búsqueda de afirmación, él sabía dónde encontrar la libertad verdadera. «Le dije a Dios: ‘Haz lo que tengas que hacer,’» dijo Alberto. En respuesta, Dios guio a Alberto a Teen Challenge.

Hoy, Alberto es libre. Ya no está atado por drogas o el orgullo. En cambio, ahora resplandece la luz de Cristo. «Dios está usando a Teen Challenge para cambiar mi vida – de un líder de pandillas, ahora un hombre de Dios,» él dice. «En el momento en que lo acepté, me rendí a él, y le entregué el control». Ya sea que conozcas a Alberto por un año o un día, es claro que él tiene un profundo amor para su Padre celestial y su Salvador. Ahora, Alberto desea preparase para ser un Pastor y tiene planes de evangelizar todo el mundo. «Dios cambió mi vida», dice «Yo sé que Él me cambió».

Enrique

«Toda mi vida, se trataba de drogas y eran parte de ella», dice Enrique. Su padre falleció cuando él tenía catorce (14) años y fue consumido por el dolor de la perdida, y para aliviar el dolor empezó a usar drogas. Él dice, “Primero fue curiosidad. La usaba como recreación, placer, y diversión. Pero cuando comencé a experimentar con drogas más fuertes, ahí es donde la adicción me ato.” Los días que Enrique no tenía dinero para satisfacer su adicción, sentía ansiedad y el dolor que él estaba oprimiendo, pronto resaltaba. “No tenía los recursos para cambiar”.

En medio de su lucha, Teen Challenge vino a ser el apoyo que necesitaba para cambiar su vida. Sentado en el autobús rumbo a su primera clase a Teen Challenge, la adicción aun lo tenía cautivo. Pero el ministerio fue persistente en llevarlo hacia la redención. Les pedía que detuvieran el autobús,” porque necesitaba un toque de drogas antes de que iniciara el servicio. “Ellos me esperaban, no pensé que me iban a esperar, yo quería escapar.»

Al final del servicio, Enrique estaba llorando. «El Señor me habló diciendo:» Si me aceptas, te devolveré el 101% de lo que el enemigo te ha quitado. Enrique declara. “¡Hoy puedo decir que lo he recibido todo!»

Javiar

Aunque Javier fue criado en una familia temerosa de Dios, faltaba una fuerte relación con su padre. Él dice, “Yo solo anhelaba oír a mi padre decir, “Te amo”. En su búsqueda de pertenecer, Javier lo busco en sus amigos y pronto fue consumido por la abundancia de drogas de Puerto Rico. El admite, “Comencé a crear una dependencia en ellas”. “Era la manera que yo trataba con mis emociones.” Cuanto más profundamente se hundía en las drogas y el alcohol, más difícil era escapar. Empezó a vender la droga por las calles y a violar la ley. «Mi familia estaba desesperada, así que mi tío me invitó a la iglesia». Durante su visita a la iglesia, Javier finalmente reconoció que tenía un problema, pero todavía no podía deshacerse de la adicción.» Poco a poco, la situación se empeoro”.

Finalmente, Javier fue arrestado y sentenciado a la cárcel. En un intento final de desesperación, llego a Teen Challenge. Al estar ahí, Javier no solo reclamo su vida, pero también recibió a Cristo Jesús como su Salvador, el dador de vida eterna. “Este ha sido el lugar donde he podido aprender como estudiar la Palabra de Dios, y desarrollar una relación con Cristo.” Con una mirada fija hacia adelante y como en un pensamiento profundo, sonríe. “Dios ha usado a Teen Challenge para dar nuevo propósito a mi vida”!