Todos Son Llamados

El Dr. Monte Madsen sólo tenía 16 años cuando sintió por primera vez un llamado al ministerio, e inmediatamente comenzó a predicar a una pequeña iglesia en un pueblo remoto en Texas. “El juez del condado me presentaba,” Madsen pausa antes de imitar un fuerte acento sureño. “‘Este muchacho predicador está aquí para hablarnos hoy, ¡y quiero que todo mundo lo escuche! Es un buen tipo, pero necesita que lo animen. ¿De acuerdo? Bueno, ven pa’cá, hermano.’”

Hoy día, Madsen es el que anda animando a los demás. Como presidente de Christ Mission College, anteriormente Latin American Bible Institute, Madsen está guiando a una nueva generación de jóvenes adultos a seguir su llamado y dedicar sus vidas a compartir el Evangelio.

Sonando la Campana

Madsen se inscribió como estudiante en Latin American Bible Institute (LABI) en 1982. Veinte años después, volvió como consultante y eventualmente fue promovido a presidente. Mientras se acomodaba a su nuevo trabajo, Madsen pasó incontables horas investigando la escuela, en particular a su fundador y primer presidente, Henry Cleophas (H.C.) Ball.

H.C. Ball aceptó a Cristo en 1910 cuando tenía 14 años y desde un principio su amor por el Señor fue absorbente. Sólo diez días después de su conversión, Dios le llamó a ministrar a la población latina en Estados Unidos, aunque en ese entonces no hablaba el español. Pronto aprendió la frase en español “El domingo por la tarde en la escuela” y repetía la invitación por todo el pueblo de Ricardo, Texas, donde recién había llegado a vivir con su madre. La próxima semana, el joven estudiante de la secundaria, que solo hablaba inglés, se paró afuera de la pequeña escuela sonando una campana y esperando la llegada de sus primeros congregantes.

H.C. Ball pasó a ser una figura prominente en la historia de los distritos hispanos de las Asambleas de Dios, y su impacto atravesó el Medio Oeste, sembrando semillas por todo Texas como una planta rodadora. Entre esas “semillas” fue un instituto bíblico. “Quería crear un lugar de oportunidad para ministros jóvenes,” dice Madsen. “Simplemente fue una cuestión de necesidad.” Así que en 1926, H.C. Ball y su esposa, Sunshine, fundaron LABI para asistir a sus hermanos y hermanas en Cristo y fomentar el crecimiento temprano de los distritos hispanos.

Todos los Demás

El objetivo original de Ball seguía vigente cuando Madsen asistía a LABI como estudiante aun décadas después. “El mensaje central siempre era ‘estamos entrenando a pastores y misioneros,’” explica Madsen. “Solían ponernos en fila. ‘¡Todos los pastores aquí! ¡Todos los misioneros acá! ¡Todos los demás allá!’ Yo siempre hacía fila con ‘todos los demás’ porque no sabía qué estaba haciendo,” se ríe. “Simplemente seguía el llamado.” Pero cuando Madsen aceptó la posición como presidente, era claro que la fila de “los demás” se había alargado. “Más que la mitad de nuestros exalumnos vuelven y dicen, ‘Yo trabajé para Exxon-Mobil.’ ‘Yo trabajé como maestra.’ ‘Yo fui consejero.’ ‘Yo trabajé como juez del condado,’” comparte Madsen. “Nuestros estudiantes no sólo son pastores y misioneros.”

Mientras Madsen contemplaba esta verdad, comenzó una discusión largamente esperada con su personal acerca del futuro del instituto. El mismo año que fue fundado LABI en Texas, una misionera y amiga de los Ball, Alice Luce, fundó una escuela hermana en California. Aunque varios estados separaban las escuelas, su nombre compartido había resultado en correo intercambiado y confusión para estudiantes potenciales. Así que cuando LABI California se convirtió en LABI College, Madsen sabía que la escuela de San Antonio no podía hacer lo mismo. “No queríamos perpetuar la confusión,” dice Madsen.

La hora había llegado para poner un alto a la incertidumbre. Con una variedad de nuevos nombres en mente, Madsen continuó su investigación con más atención e interés que antes — estudiando las ideas y valores que habían moldeado el ministerio que ahora dirigía. En el camino, se fascinó aún más con la devoción constante del hombre que lo comenzó todo.

Su Misión

Cuando el joven H.C. Ball descubrió una necesidad de más ministerios hispanos en Texas, ayudó a entrenar y equipar a pastores para dirigir iglesias en Los Indios, Brownsville, y Kingsville. Cuando se dió cuenta de que había una falta de literatura pentecostés disponible en español, Ball produjo la revista La Luz Apostólica, fundó Casa Evangélica de Publicaciones, y publicó miles de copias de Himnos de Gloria — una compilación de himnos traducidos del inglés. Y en 1926, cuando vió la necesidad de un instituto bíblico para los creyentes latinos, H.C. y Sunshine Ball fundaron LABI.

A pesar de su edad, su raza, y el simple hecho de que no podía hablar el español, cuando Ball se enteraba de una necesidad entre los hijos de Dios y sentía que el Señor lo animaba a responder, no titubeaba. Madsen se identificaba con este mismo fervor para Jesús. Al pensar en sí mismo cuando era joven — predicando en una pequeña iglesia, sintiendo el llamado a LABI, haciendo fila con ‘los demás,’ escuchando atentamente por la próxima instrucción del Señor. Yo no sabía lo que estaba haciendo. Él pensaba. Simplemente seguía el llamado.

Madsen se dió cuenta de que LABI fue creada para ser este tipo de escuela — una que guía a hombres y mujeres jóvenes, como él y H.C. Ball, no necesariamente a una carrera específica o al campo misionero, sino a seguir el llamado de Dios. “La misión de Cristo aplica a todo tipo de personas y a toda clase de carreras,” dice Madsen. Así que en 2016, casi un siglo después de su fundación, los líderes de LABI Texas cambiaron su nombre a Christ Mission College (CMC, Colegio la Misión de Cristo). “La escuela fue nombrada por Él y Su misión,” dice Madsen. “Todos son llamados a seguir a Cristo.”

Contestando el Llamado

Como muchos tejanos, Madsen se enorgullece de su herencia. Es una verdad aparente al entrar a su oficina — adornada con un antiguo mapa tejano colgado en paredes el color del desierto, sillones de cuero gastado, y almohadas bordadas con una estrella solitaria. Pero en medio de todo esto hay una Biblia de bronce en la mesa de centro, expuesta para que todos la vean.

Madsen es un tejano orgulloso, pero sobre todo es orgulloso de ser un hombre de Dios, y los estudiantes con quienes interactúa todos los días comparten este amor profundo por Jesús. Buscan a Dios a través de una educación bíblica, viajes misioneros locales e internacionales, servicios regulares en la capilla, y períodos de prácticas en iglesias en todo San Antonio. Y cuando se gradúan estos estudiantes, continúan buscando la dirección de Dios y alcanzando a innumerables comunidades y países con el Evangelio. “CMC existe para preparar a los que han contestado el llamado para servir,” dice el sitio de web del colegio. Aunque no siempre saben lo que viene por delante, esta generación emergente seguirá el llamado de Dios. Y como H.C. Ball, impactarán vidas en todo el mundo.

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Ora por CMC

  • “Propagar una cultura de vidas llenas del Espíritu y misiones”
  • “Fortalecer la capacidad de inscripción de estudiantes”
  • “Fortalecer nuestras fuentes de ingresos”
    –Dr. Monte Madsen

CEP y CMC

El compañerismo entre Christ Mission College y Church Extension Plan comenzó hace casi 20 años. En el año 2000, CEP prestó fondos a CMC para el primero de muchos proyectos de construcción. Desde entonces, la escuela ha continuado creciendo y construyendo nuevas instalaciones, todo con el apoyo consistente de CEP. “Vieron nuestro potencial cuando nosotros no lo veíamos,” dice Madsen. “Esa es la puritita verdad.”

Fuente: Rosdahl, Bruce. (2011). Whatever the Cost: The Formative Years of H. C. Ball, Pioneer of Hispanic Pentecostalism. AG Heritage Magazine, 4-13. Obtenido de https://ifphc.org/Publications/AG-Heritage